Cada día pasa igual… No sé, ni que hacer, ni que siento…
Esos días fueron muy tristes para mí.
Pero me di cuenta que también puedo seguir mis sueños con un
poco de felicidad y humor.
Que toda la verdad duele; pero que sin embargo hay que
seguir hacia delante. Día a día pensaba
más y más en él. Decidí escribir más cartas pero como me daba miedo entregárselas,
después de escribirlas las volvía a leer y las quemaba. A sin mis sentimientos no se quedaban metidos
dentro de mí.
Volví en invierno al punto de encuentro donde lo vi por
primera vez a él. Y cerca de mi casita de campo grabé en un árbol “El sueño que
algún día lograré”. Como siempre yo, siempre pienso en positivo y pienso que lo
que yo me propongo se hace realidad por mucho que me cueste.
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